Esta es la invitación al
cumpleaños número dieciocho de Hyuna al cuál no fui.
Victoria, Luna e incluso
Sulli estaban indignadas de que hubieras osado invitarme. A mí no me importaba.
Fue tu intento —tonto, torpe y absurdo—, de mejorar las
cosas. Después de todo llevábamos ya ocho meses separadas, los cuales eran
también más o menos lo de tu relación con Hyuna sin mí en medio. Sin contar el
tiempo que estuviste con ella de modo clandestino, ustedes ya llevaban dos
meses más de lo que tú y yo duramos.
Supongo que esa también debió haber sido una señal
para mí.
Ahora que lo pienso, debí limpiarme el corazón,
sacudirme las tristezas y el resentimiento, tomar la invitación de aquella
fiesta celebrada en un club de elite, e ir. Llegar con ustedes, sonreírles,
darle un precioso regalo a tu preciosa novia y verla bailar. Y comprobar si era
tan sexy cómo escuche decir a varios chicos.
Tal vez habría tenido que aguantar algunos besos
entre tú y ella, pero eso habría sido mejor que repasar los regalos que me
hiciste, recordar buenos momentos y llorar con cada uno.
De todas formas, te regreso esta invitación, pero no
la cuento cómo una de las cosas que representan nuestro tiempo juntas, porque
no lo es.
Esta invitación es de tu tiempo con ella, con Hyuna.
Tal vez la incluyas tu misma en la caja que le darás
a ella cuándo te rompa el corazón junto con todas esas cosas que te la
recuerdan, tal y cómo estoy haciendo yo.
O tal vez también, sea ella quién termine con el
corazón roto y un montón de regalos tuyos, y esta invitación tome lugar en una
caja con sus pedazos de corazón roto y los peluches que de seguro también le
regalaste.
No sé en cual caja termine, porque no pertenece a la
mía.
Es algo tuyo y de ella.
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