jueves, agosto 22, 2013

Let's rock in outer space baby


Henry lanzó un bostezo, estiró los brazos y buscó sus ojos con las manos para librarse del sueño. A su lado derecho Amber dormía, con los brazos alrededor de una almohada y del otro lado, una pila de libros se alzaba, los libros que Amber leía por placer, cientos de páginas llenas con novelas de suspenso que tanto hacían estremecer a Henry cuándo se aventuraba a leer alguna.

Henry se levantó de la cama e inició un recorrido por enésima vez alrededor de la habitación; era bonita, tenía luz, buen espacio, un baño amplio, dos camas individuales, paredes pintadas de blanco y el techo bañado en azul cielo con manchas blancas aparentando ser nubes, en la esquina del techo reposaba una frase; “Si puedes soñarlo, puedes crearlo”. Bastante inspirador y atractivo, le agradaba la idea de que Amber fuera a pasar el resto del año viviendo allí, estudiando, preparándose…aunque la vería menos, si, su tiempo juntos sería menor, con ella ahora también en la universidad, sería más difícil. Irían a la misma universidad pero en distintas carreras, para verse, tendrían que cruzar un extenso campus y miles de seres universitarios.

Suspiró, diciéndose que no era bueno anticiparse, no. No podía comenzar a extrañarla desde ese momento, o sería más doloroso aún.

Se dio ánimo, chocó sus manos una contra otra y se acercó a la única caja que faltaba, esperando a ser ordenada con cosas de Amber dentro. La abrió; encima de todo el tumulto de cosas acomodado lo mejor posible, se encontraba el pequeño peluche en forma de Snoopy que él le había regalo cuándo cumplieron un año de novios. Se dijo que era obvio, que Amber no iba a dejar atrás un recuerdo así de los dos, pero verlo con sus propios ojos lo emocionó.

Se volteó a ver a su novia aún dormida, con una sonrisa bobalicona en la cara.

Ella lo tenía, oh si, lo tenía profundamente enamorado, perdido y estúpido.

Tomó el peluche y lo acomodó en la repisa encima de la cama, y lo hizo así con todos los demás peluches que yacían en la caja, la mayoría regalos hechos por él. Puso el peluche de la pequeña llama color blanco junto al Snoopy y un peluche de corazón entre los dos.

De haber estado despierta Amber, ella habría impedido aquel trio cursi con un solo manotazo. Pero ella estaba dormida, así que…

Fue directo al guardarropa de Amber, ya acomodado, buscó el vestido blanco que él le había regalado y que ella había usado sólo una vez, a petición suya y en el cumpleaños número veinte de Lau. Lo colocó hasta el frente, fue al pequeño escritorio y garabateó una nota, volvió al guardarropa y dejó la nota sobre el vestido.

Luego regresó a dónde estaba Amber, con una sonrisa de satisfacción.

Se sentó en un rincón de la cama y la observó dormir. Su pecho bajaba y subía, fruto de su respiración pausada, los bonitos labios estaban entreabiertos, y las pestañas negras tintineaban apenas un poco.

Acercó su mano y delineó las líneas de su rostro; la nariz, los labios, las cejas, los parpados cerrados, e iba a robarle un tierno beso a esos labios dormidos cuándo el celular de Amber sonó. Chistó y fue a callarlo con rapidez para que el sonido no despertará a Liu, se alivió cuándo apagó el sonido y Amber no movió ni un músculo.

Cuándo nuestro hijo llore por la noche seguramente ella no se despertará y seré yo quién siempre tenga que ir, se permitió pensar, con todas esas nubes esponjosas volando por su mente, llenas de sus anhelos.

Regresó su atención al teléfono, cómo papel tapiz, estaba Amber junto con todos sus amigos de curso, abrazándose y algunos con ojos rojos y caras sonrojadas. Amber no había llorado en su fiesta de despedida, lo único que quería era pasarla bien con sus amigos, sin embargo lo hizo cuándo Henry la recogió luego de la fiesta, lloró muchísimo y Henry no la culpaba.

Entrar a la universidad y dejar a sus amigos atrás fue también muy duro para él, porque de repente comienzas a estar demasiado ocupado, queriendo mucho y haciendo poco. Lo entendía, así que la abrazó hasta que ella detuvo su llanto.

Ahora que lo recordaba, debido a aquel llanto ya no pudo preguntarle a Amber cómo fue su fiesta, umh pero seguramente ella habrá tomado fotos, se dijo, y voló de inmediato hasta el archivo de fotografías.

Ailee abrazando a Amber mientras hacía un puchero lastimero, Luna con la cara escondida en la curva del cuello de Amber, mas las mejillas eran levemente visibles, llenas de lágrimas. Luna siempre había sido muy sentimental.

Luego Amber y Krystal, con los signos de paz en la mano y Henry pudo divisar, Krystal se había esforzado por no romper a llorar. Lo que era el orgullo de la señorita Jung.

Más adelante Amber y Sulli, Amber y Min, Amber y Jia, Amber y Fei, Amber y Suzy, Amber abrazando a Key —para casi disgusto de Henry—, Amber junto a JongHyun, quién tenía los ojos rojos, Amber junto a ese chico guapo MinHo, Amber junto a Onew, Amber junto a TaeMin, Amber junto a aquellos doce chicos a los que Henry no tenía mucha confianza porque todos parecían estar enamorados de su novia, en especial el más alto, Kris. Pero allí estaban, con sonrisas grandes y ojos rojos.

Y al final, Amber junto a todos.

De alguna manera se las arreglaron para caber todos juntos en una misma foto, Henry no sabría decir cómo.

Pero notó que todos los que estaban cerca de Amber, buscaron abrazarse a ella lo más posible, ella era muy querida, él lo sabía, realmente lo sabía porque formaba parte del gran escuadrón que la amaba.

En otra foto se encontraban solo Kris y Amber, y Kris miraba a Amber cómo sabía la miraba también él. Sus celos no querían admitirlo, pero Kris era un gran chico, lo había visto interactuar con su novia un par de veces y él era realmente cuidadoso con ella, la trataba tiernamente, casi cómo a un amor platónico de porcelana.

Henry entonces se sintió ambicioso, con tantas personas queriendo a Amber de muchas maneras, él se había propuesto tenerla sólo para él de la manera más romántica posible.

¿Cómo puedes ser tan egoísta Henry Lau?

Nunca había notado a la gran cantidad de personas que hizo a un lado, queriendo a Amber para si.

Pasó a otra foto, y esta resulto ser una frase, una de las favoritas de Amber; “Aceptamos el amor que creemos merecer”.

En ese momento un suspiró se escuchó, Henry volteó para encontrarse a Amber incorporándose lentamente. Sonrió de inmediato y se sentó a su lado.

—Hola—saludó.

—Hey—respondió Amber, con una sonrisa somnolienta en la cara— ¿cuánto tiempo dormí?

—El suficiente cómo para que tu adorado novio arreglara la última caja.

—Wow—exclamó ella, con una exagerada admiración—debí dormir mucho.

Henry entrecerró los ojos y apretó los labios. Amber rio un poco.

—Heeey, pero apuesto a que de verdad dormí mucho ¿no?

Henry quitó su cara de falso enojo y asintió con entusiasmo.

Amber iba a incorporarse para hacer no-sé-qué, cuándo Henry la abrazó, la envolvió entre sus brazos y la mantuvo contra la cama.

—Hey bro, ¿qué te pasa? —cuestionó Amber, completamente cómoda con el poco espacio personal que Henry le había dejado.

—Quiero abrazar a mi novia—contestó Lau con simpleza, se acomodó en la cama y afianzó aún más el abrazo, cuándo Amber alzó una ceja, él alzó las suyas y le besó la mejilla.

—Bien jovencito, hoy estás raro—replicó Amber, aunque tenía una sonrisa en los labios.

Henry entrelazó sus manos con las de su novia y buscó con su boca la curva tibia de su cuello, cuándo la encontró, depositó un beso y dejó allí sus labios.

—Hoy me di cuenta de algo.

— ¿De qué? —preguntó ella, junto con un suspiro de comodidad y confort.

—De que debo tener un ego enorme.

Henry apretó entre sus brazos a una Amber confundida.

— ¿Por qué? —cuestionó al fin ella.

Henry sonrió, pegó su mejilla contra la de su novia, y respondió.

—Porque el único amor que creo merecer es el tuyo, y ese es un gran, gran amor.

Amber no hizo nada por un momento, luego sonrió y Henry le besó la mejilla y luego la barbilla.

—Si. Un genial amor—fanfarroneó ella.

Henry llevó sus manos hasta la pequeña cintura y le besó el oído, la sien, la mejilla y una parte de los labios.

—Quédate conmigo—pidió Henry.

Amber asintió y al fin volteó el rostro para besar a Henry apropiadamente.










Habían pasado ya dos horas desde que Henry se fue. Su compañera de habitación no había llegado aún y era ya tarde, así que supuso que no se trasladaría ese día, después de todo el resto de la semana era libre para incorporarse al edificio de habitaciones.

Ella se había instalado allí desde el primer día más que nada por Henry. Su infantil novio que quería tenerla lo más cerca posible, estando él en el edificio de habitaciones masculino.

Fue a su guardarropa, sólo por hacer algo, y lo vio.

El vestido blanco que Henry le había comprado yacía al frente, opacando a los pantalones, los pans, las camisas flojas y las bermudas.

Sonrió completamente tomada por sorpresa con aquello. Entonces notó la pequeña nota que acompañaba al vestido. La tomó y comenzó a leer.






Me gustaría alguna otra vez ver a mi novia en este vestido.

Ella luce hermosa con cualquier cosa, pero a mí realmente me gusta ver sus piernas en un vestido cómo este, y si, llámame pervertido.

Vamos a cenar mañana, ¿si?

Si usas esto, me harás muy feliz.

Y si lo acompañas con unas enormes e incomodas zapatillas, entonces podré ayudarte a caminar, o incluso cargarte, ¿qué dices?







Lanzó una risotada. Henry de verdad era caprichoso, pero considerado. Sabía que lo de las zapatillas era broma, Henry sabía de más que ella podía caminar con tacones enormes si así lo quisiera.

A Henry le gustaba su estilo, pero era porque ciertamente sus estilos eran similares.
No tenía nada de malo entonces, complacerlo un poco, ¿no?

Se mordió el labio, tratando de decidir que hacer. Su celular sonó de improviso.

Era un mensaje de Henry.






Si usas el vestido no voy a dejar de besarte~~  *3*






Amber sonrió, cerrando su celular.

Ya sabía que hacer.

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